domingo, 26 de julio de 2009

Divagación amorosa errante

Me resultó fácil decir que no, que el amor no existe, para aparentar creer que sólo es una invención de La Cultura, y que se trata de un conjunto de prácticas que nos permiten convivir. Sin duda existe algo, un algo indecible, que está detrás de esas acciones; una “cosa” que ha ocupado a un sinnúmero de personas, que ha hecho gastar una enorme cantidad de energía y que ha inspirado las creaciones más bellas de la historia. Si trato de explicármelo científicamente me sumerjo entre feniletilamina y adrenalina, vuelo al hipotálamo y me divierto jugando entre endorfinas y encefalinas para ver un rosa y prometedor futuro armonioso que destila aromas frutales.

No. Soy sólo un ave amorosa errante, que nada entre charcos de petróleo, destila amonio y azufre, vuela entre partículas de plomo y está cubierta de corcho. Que despierta del sedante y mira las tensiones y coerciones involuntarias, las múltiples barreras inconscientes y se pregunta si de verdad será…

  

“Tadeusz de Lempicka” de Tamara de Lempicka, 1928.

Pintura inconclusa por el desamor.

viernes, 10 de julio de 2009

Mitómana en segundo grado.

Cuando iba en la secundaria tenía una amiga mitómana. Yo lo sabía, pero por alguna extraña razón, jamás pude gritarle en su cara que era una mentirosa, que estaba loca y que ya había rebasado la línea de lo absurdo. Probablemente no lo hice por temor a hacerla sentir mal, o quizá porque sus historias resultaban a veces fascinantes. Era una muchachita de lo más graciosa. Incluso ella misma se autonombraba “taponcito de alberca,” pero al mismo tiempo se esforzaba por caminar, hablar y moverse con total seguridad. Tenía una extraña atracción, y lograba hacer amigos con decir dos o tres palabras.

A veces, me hacía a mí cómplice de sus mentiras, como una ocasión en que le dijo a todo mundo que yo era su hermana, y me presentaba a todos así: “ella es mi hermana Karla,” mientras yo sólo decía “hola,” y me quedaba con mi cara de idiota. No nos parecíamos absolutamente en nada, y con la misma edad, era obvio que nadie se creía el cuento. Por lo tanto, yo pasaba también a ser una mitómana en segundo grado.

Seguí viéndola durante varios años después de la secundaria, a veces volvíamos a ser las mejores amigas, y otras ocasiones simplemente éramos indiferentes. Mi relación con ella fue un tanto extraña, porque fuimos unas amigas de esas que hasta se toman de la mano cuando van por la calle. Nos queríamos,  pero ella era una persona muy extraña, y yo, una persona aburrida.

Esto lo digo porque ella disfrutaba contándome sus historias, mientras yo sólo podía pensar que mi vida era un bodrio de tan aburrida. Me platicaba que había conocido a algún artista de televisión, o que andaba con el maestro de historia (hombre del que todas mis amigas estábamos enamoradas), mientras yo sólo pensaba que no tenía nada que contarle. Mi vida adolescente era bastante “normal” en comparación con la suya: yo tenía una familia (ella no), una casa fija (ella no), iba a la preparatoria (ella no) y mi cabeza estaba llena de cosas irrelevantes. 

En mi mundo adolescente, yo deseaba vivir aventuras alucinantes, descubrir lo inimaginable y experimentarlo todo. Era una persona fácil de impresionar, como cualquier niña de 15 años. Ahora, a la distancia, veo mi pasado puberto como un periodo lleno de locura irreverente, pero que tenía sus límites. ¿Qué habría sido de mí si me hubiera tirado a la vida totalmente desenfrenada e inconsciente?

No creo que eso me hubiera hecho más feliz.

Aunque…

Hace poco hablaba con mi amiga Nancy, sobre la felicidad. Concluimos que eso es algo que no existe. Es una sensación pasajera, que se experimenta como respuesta de ciertas situaciones concretas. Por ejemplo oír una canción, leer un libro, o hasta escuchar un chiste, pero no puede considerarse un estado permanente. Es decir, siempre llegará algo que cambie ese estado de ánimo. Es un mito eso de “alcanzar la felicidad.” o “estar realizado” aunque sí hay periodos en la vida en los que parece marchar todo bien.

Por el momento estoy bien…

No sé cómo estaría ahora si mi pasado hubiera sido distinto.

jueves, 2 de julio de 2009

Remember Junio y confesión

Este mes pasó como una especie de vuelta atrás en el tiempo. Por un lado la muerte de Michael Jackson trajo consigo un boom de come back 8Os que me ha hecho recordar, como si me dieran una patada en el estómago, que yo nací justo a la mitad de esa década de superficialidad al extremo. Por otro lado la noticia del golpe de Estado en Honduras me trasladó más atrás aún, por allá por la década de los setenta, en que ese tipo de noticias parecían menos anacrónicas…

Cuando me enteré de la primera noticia (esto es una confesión vergonzosa) sentí cierta alegría por la muerte de un pederasta. Luego no pude evitar ver videos y oír música de Michael Jackson, porque la noticia de su muerte absorbía muchísimo espacio en los medios. Eso me hizo pensar en que tal exageración no podría ser más que un distractor, pero bueno, es innegable que mucha gente quería saber cosas sobre ese personaje tan representativo de una época. Ahora, después de tal bombardeo, he llegado a la conclusión de que el tal Michael era un verdadero genio del “pop.” Creo que sus coreografías con alusiones tan claramente sexuales, pero que resultan ambiguas y hasta “inocentes” con esa figura tan andrógina (a diferencia de, por ejemplo, el movimiento de caderas de Elvis), acompañadas con bailes que se salen de todo canon dancístico al mismo tiempo que parecen confundirse con otros bailes establecidos y sobre todo, reforzadas con una imagen llena de elementos únicos (calcetita blanca con holanes, guantecito con brillitos, pantaloncitos ajustados, etc.), fueron la fórmula perfecta para una generación nacida para el consumismo.

Debo decir que he disfrutado de sus videos, y ya hasta compré la recopilación que hicieron los microempresarios que trabajan en el metro (yo digo que esas personas han de tener una maestría en mercadotecnia), que aunque no se ve tan bien, me ha hecho pasar una hora amena haciendo un homenaje casero a ese ser cuasihumano, cuasialien y cuasirobot que dice mucho de la “cultura” gringa.

Luego lo de Honduras, que significa para muchos una especie de retroceso en el “avance hacia la democracia” sólo me ha hecho pensar en que la inestabilidad política debe tener a los hondureños “con el Jesús en la boca” (jejeje!!). Les importe o no la política, a todos los habitantes les afecta en mayor o menor medida esa situación, en cosas tan simples como ir al trabajo, a la escuela, o hasta para estar en sus casas, porque según sé les cortaron los servicios unos días. La cuestión es que todo es por el momento muy confuso: el presidente Zelaya comenzó siendo de derecha pero luego se volvió de izquierda (¿en serio?), se acercó a Chávez y a Fidel y pretendía darle más poder al pueblo, pero el congreso se dio cuenta de que quería reelegirse y lo echaron del país, ayudados por el ejército. La ONU, por su parte se manifestó en contra del gobierno de facto y ningún gobierno reconoce al tal Micheletti. Ante esto yo sólo puedo decir que no sé nada. La confusión, como siempre, arremete en contra mía, y peor aún en estos tiempos en que me dijeron que lo que rifa siempre es la decisión del pueblo (ajaaaaa!!!).

Mientras, aquí en México estamos a punto de tener elecciones, y la confusión no se me va. Me caga la clase política, eso que ni qué, pero hay unos que se me hacen peores que otros, como el tal Demetrio Sodi que es todo un pelmazo. Por eso sí voy a votar, pa’ aplicar esa del “menos peor,” porque la neta dejar a los panistas y priístas así nomás a que se unan sin nadie que les ponga aunque sea un “pero” chiquitito sí está bien suicida. Además, ese pedo de la anulación masiva no tiene un verdadero peso en la toma de decisiones (pase lo que pase van a decir que México es democrático), además de que sólo va a darle argumentos a las fuckin televisoras para que se eche atrás la reforma electoral.

Y ahora va la confesión de este post: voy a ser funcionaria de casilla. Acepté por dos cosas:

a) la cosa se pondrá interesante aquí en Iztapalapa. Quiero presenciar los desmadres y quiero ver cómo los observadores de los partidos se ponen perros perros. Ojalá se peleen aunque sea un poquito…

b) todavía creo un poquito en las instituciones.

Ahora sólo espero que no llueva tanto ese día, porque me caga la pinche lluviaaaaa. Y peor ahora que por culpa de este clima se enfermó de tos mi perrito (y tuve que desembolsar doscientos pesos de sus inyecciones).

                                100_1957